“Siete años” es la primera película hecha íntegramente en España por la plataforma televisiva Netflix y que desde hace menos de un mes está cosechando el beneplácito del público y de la critica que la contrata.
El film construido bajo las premisas del más puro olor escénico teatral, con cierta reminiscencia a la gran obra teatral “el método Gronlhom”, logra al igual que ésta, mantener en vilo de lo que sucede entre las cuatro paredes de una sola y agobiante habitación. Si en el método, la cuestión era obtener un puesto de trabajo, en está otra la responsabilidad que recae en los protagonizas es igual de incómoda, pero con una impotencia mayor y desagradable, al tratarse de inculpar a aparentes amigos, consiguiendo con ello mantener la atención del espectador desde el primer instante. El hecho que suceda todo en una sola habitación le da ese tono teatral que le abastece de alma y le suministra de esencia a la trama. Es indiscutible que sin un guión lleno de ritmo y un elenco de actores que no sepan transmitir brío a lo largo de los 72 minutos que dura el largometraje, la obra se resentiría por completo. Y por suerte,” 7 AÑOS” cuenta con todas estas premisas, con un gran guión, una atmósfera angustiosa y un buen plantel de interpretaciones.
El carácter que aportan Juana Acosta, Paco León, Alex Brendemühl y Juan Pablo Raba, ayuda a recrear de manera limpia y clara los tirantes personajes que cada uno de ellos defiende. Cuatro estilos de socios, cuatro clases de individuos diferentes con sus moralidades, sus bondades, sus miedos y temores unidos por una misma y angustiosa dificultad. “Siete años”, trata de la confianza, de la verdad, del diálogo, de ganar y de perder, bajo el asentimiento de un mediador (como nosotros) que busca solucionar el problema.
Una historia cercana, actual, de colegas conectados por un serio inconveniente que les llevará a hacer saltar la banca, sacando progresivamente lo peor de cada uno, demostrando que por general los socios, poco entienden de amistades. Los trapos sucios, las incesantes discusiones, los continuos ataques, sus posteriores defensas y los puñales de ida y vuelta que se lanzan cada uno forjan una potente atmósfera ante nuestra atónita mirada que muestra encarecidamente la tensión extrema generada por sus socios igualitarios con el riesgo de erosionar la empresa y las relaciones personales. ¿Pero solo para salvar la empresa? o ¿para salvarse ellos?. ¿Te sacrificarías tú dando un paso atrás para salvar la empresa? ¿Aunque pudieras acabar en prisión? Piénsatelo.