Laura Admetlla, derrocha creatividad. Es interiorista y con su marido que es arquitecto, tienen un estudio juntos, pero de ellos y de esto os hablaremos en otra de nuestras secciones.
Cuando conoces a Laura, inmediatamente te enamoras de su dulzura, y en seguida sientes que detrás de ella hay mucho mas. Sus pasiones son diversas pero quizás el amor por los tejidos sobresale, volverse loca con una tela, a las que nos gustan las cosas buenas y bonitas no es raro, y disfrutar cuando la tenemos en nuestras manos, la llevamos puesta o la utilizamos para tapizar algo, menos, se que muchos me entenderán, y es precisamente por esto por lo que hace ya algún tiempo, en el año 2003 mas o menos, esta mujer inquieta abrió una tienda con un producto tan especial como lo es ella.
Se llamaba TARUMBA, (el nombre ya dice mucho) y aquí creaban y vendían bailarinas, la idea era utilizar tejidos de decoración y producir ediciones limitadas. Nuestra protagonista disfrutó mucho diseñando y creando, pero se encontró con los problemas obvios con los que te encuentras cuando las producciones son pequeñas y limitadas, casi artesanales, y utilizando las propias palabras de Laura “todo el proceso de fabricación era una continua lucha a veces titánica”
El hecho de que ella decidiera “hacer” bailarinas, tampoco ayudó mucho, pues escogió este modelo de zapato en un momento anterior a que volviera a ponerse de moda, digamos que se adelantó al trend.
Sus bailarinas al tener una producción tal artesanal, no podían ser baratas y cuando poco después vino el boom de la bailarina, el mercado se empezó a inundar de ellas a precios muy bajos.
Como las cosas no pasan porque sí en esta vida, decidió abandonar la aventura del calzado, la decisión coincidía con una encuentro que ella define como muy afortunado, conoció a Zuny, una señora a la que le encanta coser, y con ella empezó a poner en marcha una colección de bolsos siempre de forma muy artesanal, al principio creó prototipos para hacer un poco de sondeo en el mercado y decidir en primera persona si realmente eran bolsos “para tener”; del uso personal, la fabricación pasó a ser para amigas y conocidas que le hacían encargos algunos personalizados, y gracias a la calidad, el diseño y su buen hacer lo que empezó con mucha ilusión y ninguna pretensión se ha convertido en ALMOND STUFF y Laura nos describe el nombre así:
“ALMOND STUFF porque almond es almendra, mi apellido, Admetlla… y Stuff… porque me gusta hacer cualquier cosa, desde un bolso, unos guantes a un llavero, te diseñaré un collar para tu mascota con el mismo cariño que te haré el diseño de una mesas, una lámparas o cualquier mueble…”
Y es tal cual, os lo aseguro, si al casi imperceptible magnetismo que emana esta chica le añadís la profesionalidad con la crea, será difícil no quererle comprar algo.
Los hemos escogido, tanto accesorios como bolsos, porque son handmade in Barcelona, porque son ligeros y suaves, porque los tejidos son auténticos, de decoración, reciclados, vintage o teñidos individualmente para conseguir colores y acabados únicos.
Porque facilitan el orden de lo que llevamos dentro, tienen muchos bolsillos interiores y/o exteriores, porque son ricos pero austeros a la vez, porque tienen el encanto de alguna imperfección que le da el estar hechos a mano. Por los materiales naturales, atemporales y otros a veces innovadores y técnicos, por las mezclas que hace Laura con ellos, porque pueden ser iguales, pero nunca idénticos, porque los puedes personalizar y sentir que es tu bolso.