José María de Porcioles: “El sueño de mi padre fue crear la gran Barcelona, pero no sé si se conseguirá”.
El hijo del exalcalde de la ciudad, licenciado en Historia del Arte, coordina un curso universitario en la UB sobre patrimonio histórico y artístico barcelonés.
Copiamos íntegramente la entrevista que le hizo el pasado 30 de enero, Jesús Sancho, de LA VANGUARDIA a José María de Porcioles y os dejamos el enlace a la página de este curso, (también el enlace de identificación del alumno), tan enriquecedor como ameno e interesante para todos aquellos que quieran inscribirse y descubrir en profundidad mucho más sobre nuestra ciudad. Para cualquier consulta, duda o para seguir en redes sociales toda la actividad relativa a las rutas culturales que organizan, podéis poneros en contacto con José María también a través de Rutas Culturales BCN en la página de Facebook y en la de Instagram.
“José María de Porcioles (Balaguer, 1945), hijo del ex-alcalde de Barcelona, es un apasionado de la historia de la ciudad. A sus 75 años, coordina un curso de extensión universitaria en la Universitat de Barcelona (UB) sobre la historia de capital catalana a través de su patrimonio histórico. “Me apasiona la ciudad. Mi primera ilusión es sentirme vivo y me encanta explicar la historia de la ciudad”, comenta de Porcioles.
Licenciado en Derecho, ha trabajado en la banca, en el mundo de la comunicación – fue consejero delegado del desaparecido El Noticiero Universal y uno de los fundadores del diario Sport junto a Josep Maria Casanovas- y en el sector de los muebles, además de haber sido cónsul de Finlandia en Barcelona. Cuando llegó la hora de la jubilación, a los 65 años, no dudó en regresar a la universidad y estudió Historia del Arte. Continuó con un máster de Culturas Medievales y otro de Turismo Urbano. El curso que coordina, cuyo primer módulo empieza el 3 de marzo y acaba el 31 de marzo en la facultad de Geografía e Historia y se centra en la Barcelona romana y medieval, abre su preinscripción del 3 de febrero hasta el 17 de febrero.
¿Cómo empezó su interés por la historia de Barcelona?
Me jubilé hace diez años y pensé qué podía hacer. Siempre me ha interesado el campo de la información, de la educación y del conocimiento. Así que decidí matricularme en la carrera de Historia del Arte en la UB. Cuando terminé me continuó gustando así que hice un máster de Culturas Medievales y luego otro de Turismo Urbano. Nunca es tarde para aprender.
Y ahora coordina un curso de historia en la universidad, ¿a quién va dirigido?
En la Facultad de Historia me di cuenta de que muchas veces conocemos más París, Roma, Londres o la urbe a la que viajemos que nuestra propia ciudad. En la carrera, los profesores me pusieron gafas y pude ver los edificios y las calles de Barcelona de una forma diferente. Esto me hizo pensar que era posible que a las personas de una cierta edad podría interesarles un curso de historia de una manera distinta.
¿De qué manera?
Con una clase magistral en el aula donde se dan los datos más importantes y cuatro sesiones que se realizarán paseando por Barcelona para conocer directamente los monumentos. Es decir, vamos a tocarlos y serán las piedras que a través de los propietarios y los profesores nos hablen. Queremos ofrecer un conocimiento profundo y claro, además de poder disfrutar de la universidad.
¿Qué monumentos visitarán?
El primer módulo, que empieza en marzo, abarca la Barcelona romana y medieval. Seguramente nos centraremos en las tres grandes basílicas de la ciudad (la Catedral, Santa Maria del Mar y Santa Maria del Pi), algún palacio de la calle Montcada, la plaza del Rei, el Palacio Real Mayor o los monasterios de Sant Pere de les Puel•les y de Pedralbes.
Personalmente, ¿con qué periódico histórico se quedaría de la ciudad?
La historia de Barcelona es fascinante. Hay pocos restos de la época romana pero son magníficos mientras que la época medieval me fascina, especialmente el Saló de Cent o las atarazanas. Del barroco también tenemos edificios espectaculares y de estilo neoclásico, como la antigua Lonja de Barcelona. Y de la modernidad, el modernismo catalán es extraordinario con Antoni Gaudí o Lluís Domènech i Montaner, entre otros arquitectos.
¿Hay alguna historia que le fascine?
Es difícil escoger una. Hay muchas leyendas e historias. Por ejemplo, la visita de los Reyes Católicos a Barcelona y el intento de asesinato que sufrió Fernando II por Joan de Canyamars en la plaza del Rei en 1942. O la historia del Condestable de Portugal, que reinó en Catalunya en una época muy curiosa durante la guerra civil catalana. Hay un retablo gótico magnífico del Condestable que realizó el artista Jaume Huguet para la capilla de santa Ágata de Barcelona. Son historias fascinantes que tienen que ser contadas.
¿Quedan mucha historias por descubrir en Barcelona?
Estoy convencido de que sí. También hay pequeñas anécdotas que aún no se conocen. Destacaría un lugar maravilloso como es el Monasterio de Pedralbes. Creo que tiene el claustro más grande de Europa para una orden religiosa femenina con una iglesia extraordinaria. Una fundación de una reina catalana, Elisenda de Montcada, que se hizo enterrar allí con una tumba que realmente es una pieza espectacular. En mi opinión, en este lugar hay una de las joyas más bonitas de la ciudad y considero que no está valorada o conocida como se merece. Me refiero a las pinturas de la capilla de San Miguel de Ferrer Bassa.
¿No se valora lo suficiente el patrimonio en Barcelona?
Los barceloneses conocemos mucho más la ciudad que visitamos con un paquete turístico que Barcelona. Aquí andamos deprisa por la calle, vamos mirando el suelo… y no levantamos la mirada, por ejemplo, para ver las balconadas o los remates de las casas modernistas del Eixample. Por otro lado, hay que destacar la importancia de los particulares para crear grandes palacios y monumentos.
¿Cree que está suficientemente protegido el patrimonio en Barcelona?
No soy experto en restauración, pero creo que sí. En Barcelona los edificios patrimoniales realmente están muy bien. Están bien mantenidos aunque siempre hay bárbaros que intentan hacer sus cosas y no respetan los edificios patrimoniales. Afortunadamente, la mayoría de ellos son patrimonio público.
En su caso, la historia de Barcelona le ha acompañado desde pequeño ya que su padre fue alcalde de la ciudad durante el franquismo, entre 1957 y 1973. ¿Cómo recuerda aquella época?
Mi padre nació en Amer y se casó en Balaguer, donde nacimos todos mis hermanos. A los dos o tres años nos trasladamos a Barcelona porque mi padre sacó plaza de notario en Barcelona. Recuerdo que cuando tenía 12 años le nombraron alcalde de Barcelona. Él luchó mucho para que Catalunya recuperase parte de sus tradiciones y derechos. Consiguió siendo alcalde, después de una gran labor, la recuperación del Derecho Civil de Catalunya y gracias a sus cláusulas hoy en día tenemos Código Civil catalán. Además, logró una regulación diferente para Barcelona dentro del régimen municipal. También se consiguió la carta municipal, que dotaba a Barcelona de una autonomía importante.
¿Puede desvelar alguna anécdota de su padre?
Uno de sus sueños fue crear la gran Barcelona, pero no sé si aún se conseguirá. En el sentido de que la ciudad no tiene un término municipal de un centenar de km2. Por desgracia, no prosiguió esa idea en la época del expresident Jordi Pujol, que debió pensar que era más importante el poder de la Generalitat que el poder de la estructura de una gran Barcelona. Sin embargo, a día de hoy se está retomando esta idea y es muy importante. Es una necesidad, ya no tanto del poder político sino de la gestión de una conurbación de millones de habitantes. Si no se refuerza el área metropolitana es muy difícil seguir adelante.
¿Qué consejos le dio su padre?
Me decía que escuchara mucho y hablara poco porque así aprendería de los demás y no mostraría mis faltas de conocimiento. Me lo decía siempre. En general, me aconsejaba decir siempre la verdad y luchar por Barcelona.
En cuestión de patrimonio, una de las críticas a su padre durante su mandato fue el derribo de la Casa Trinxet, obra modernista del arquitecto Puig i Cadafalch…
Es cierto. Con la visión actual seguramente muchas de estas cuestiones no se habrían llevado a cabo, pero por lo que puede hacerse habría que aplicar siempre la legislación vigente y la organización común existente en la época. Y quizás hay que añadir también que ciertos valores que hoy respetamos y consideramos de forma artística fueron puestos en mucha discusión en ciertas épocas.
¿Qué se puede hacer para que no se repitan estos casos?
El patrimonio hay que protegerlo y no a expensas del propietario. Hay que defender al dueño que lo ha cuidado y respetado durante muchos años dándole una serie de beneficios fiscales, exonerarle de contribuciones, protegerle o bien expropiarle a un justo precio. Lo bonito es tenerlo todo bien cuidado como en el tema del turismo actual.
El turismo es otro debate también muy interesante y que daría para otra entrevista…
Barcelona tiene unas avalanchas y concentraciones de turismo muy importantes y las personas que viven en los barrios son presa de estas masas turísticas. Habría que darles unos beneficios y unas facilidades, ya sean con correcciones del IBI o con menos tasas de basura, porque ellos soportan lo que los demás no soportamos. No puede ser que paguen justos por pecadores.”