Clásicos del cine: “Cantando bajo la lluvia”

El día lluvioso y gris que desdibuja hoy nuestra hermosa ciudad me hace desempolvar de mi videoteca personal uno de los clásicos del cine más aclamados por toda la industria del séptimo arte, “Cantando bajo la lluvia”, probablemente el mejor musical de la historia. Hace unas semanas nos abandonaba la princesa Leía (Carrie Fisher), la primera y mítica princesa de la Galaxia y horas después, su madre, la gran estrella de la época dorada de Hollywood fallecía tras un derrame cerebral a los 84 años de edad. La tensión, los nervios y la presión de perder a su hija provocaron un desenlace fatídico que nadie podía esperar. Para recordar la figura de Debbie Reynolds, y para homenajear el buen momento del género musical con el furor de “La La Land (Ciudad de Estrellas)”, el último boom cinematográfico venido de Estados Unidos, vamos a recordar aquellos instantes donde “Cantando bajo la lluvia”, alumbró el corazón de millones de espectadores, dejando un buen sabor de boca y un puñado de buenas canciones en el recuerdo popular. Así que nada mejor que para la entrada de hoy que calzarnos con nuestros zapatos más cómodos para saltar, danzar y bailar por “Rockin´ Chic Lifestyle” y darle un sentido homenaje a tan brillante género y a tan célebre actriz con una pizca de ese ritmo alegre y vivo que nos imprimió.

Debbie Reynolds nació un 1 de abril de 1932 en El Paso (Texas, EEUU), Reynolds fue descubierta por un cazatalentos en un concurso de belleza lo que le permitió dar el salto al mundo cinematográfico de manera pausada. Destacó sobretodo en las décadas de los 50 y 60, con la mítica ‘Singin’ in the Rain’ (1952), que protagonizó junto a Gene Kelly y Donald O’Connor como cabeza visible dentro de su filmografía. A raíz del abrumador éxito del musical se dejó ver en films como “El solterón y el amor” (1955), junto al todo poderoso Frank Sinatra; “Banquete de bodas” (1956); el popular wéstern “La conquista del Oeste” (1962); o “La insumergible” Molly Brown (1964), por la cual volvería a sentir el sabor del triunfo al estar nominada al Óscar a la mejor actriz.

..Y es que hubo una época en el que musical era respetado, admirado e estimado, y que lograba cautivar a las estrellas del momento y arrastrar a millones de espectadores a las butacas de los cines y teatros de medio mundo. Filmes como “Bailando nace el amor”, “Brigadoom”, “Un día en Nueva York”, “Sombrero de  copa” y posteriormente “My fair lady”, “Sonrisas y lágrimas” o la oscarizada “West Side Story”  rompían las taquillas y nos hacían sonar. Pero a la hora de hablar de los clásicos del cine no podemos, ni debemos olvidarnos de la eterna, célebre y magistral “Cantando bajo la lluvia” donde nuestra Debbie Reynolds transmitía su jovial frescura junto al talento innato del genial Gene Kelly.

La fecha; un 27 de marzo, el año 1952  la ciudad, Nueva York se engalanó para su estreno, convirtiéndose desde ese mismo instante en todo un referente y en unas de las películas más amadas en la historia del cine.  El tiempo nunca le ha dado la espalda y lo ha encumbrado como el musical más famoso de todos los tiempos, posiblemente el más grande jamás rodado. Una auténtica obra maestra.

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“Cantando bajo la lluvia” nos adentra en los inicios del sonido en la meca del cine: Hollywood. Nos trasmite la esencia del día a día dentro de la industria cinematográfica y nos irrumpe al universo del séptimo arte dentro del propio cine. Es un film que irradia alegría por todos lados, todo un vendaval de frenesí, de optimismo y magia. Pero sin embargo, no cae en los derroteros de la ñoñería ni la estupidez banal y simplona. Tiene los ingredientes perfectos para cautivar al espectador de diferentes generaciones: una dosis de ingenio, amor, humor, música y baile además de escenas que han quedado para siempre inmortalizadas ya no solo en la historia del cine sino en la memoria de nuestra cultura popular. ¿Quién no recuerda el número musical que da  nombre al largometraje? ¿Quién no la tiene en mente cada vez que llueve en nuestras  ciudades? Uno de los momentos cumbres y apoteósicos es el júbilo de felicidad de Gene Kelly enamorado; secuencia escenificada con un paraguas, una farola, una intensa lluvia y una melodía perfecta junto con el popular y talentoso Gene Kelly. Dicha escena se convirtió rápidamente en toda una seña de identidad para toda una generación con ganas de soñar, de vivir y de momentos mágicos, donde además se homenajea de manera sutil a Chaplin. Como curiosidad de esta entrañable escena, Gene Kelly llegó al plató con 40 grados de fiebre. Le propusieron posponer el rodaje para otro día pero se negó en rotundo y la rodó con unos resultados inigualables a pesar de su estado  febril. Dice la leyenda que en una sola toma. Cierra los ojos, sonríe, escucha la lluvia caer, nota el leve frescor que te hace abrochar cada uno de los botones de la gabardina y recuerda esa mítica y pegadiza cantilena Du-ruru-du,du-ruru-ruru –du…
No fue un rodaje fácil. Los productores tenían diferentes criterios. Continuamente dudaban y variaban tanto los números musicales, como el guión e incluso poco antes del estreno llegaron a suprimirse dos números musicales; “You are my lucky star” con Debbie Reynolds  y otro con Gene Kelly, “All do is dream of you”, con el objetivo de agilizar y dar más dinamismo  al  film. La MGM incluso maduró la idea de incorporar al reparto a Howard Keel visto en “Siete novias para  siete hermanos” como estrella del filme, pero el éxito arrollador e inesperado de “Un día en nueva York” llevó a replantear la decisión hacia otros derroteros. La MGM encontró su gallina de los huevos de oros y  tomó la decisión de contratar a gran parte del equipo de dicho film. La productora no tuvo inconvenientes en reparar en gastos; fichando tanto a sus guionistas como al jovencísimo director Stanley Donen, donde dejó desde un primer momento sus preferencias artísticas adjudicando el papel de protagonista al célebre coreógrafo Gene Kelly.  A partir de estas decisiones se terminó de establecer poco a poco la planificación del casting, solicitando los servicios de un  jovial bailarín, pero en ese momento inexperto actor Donald O ´Connor en el papel de Cosmo, amigo íntimo del protagonista y de una alegre y dinámica Debbie Reynolds, estrella en ciernes, obteniendo el papel de Kathy. No le fue fácil; ya que Kelly jamás quiso tener a Reynolds como partenaire puesto que no tenía experiencia en el baile. No fue otro que su gran amigo, Fred Astaire que le convenció  para que no la apartaran del proyecto. Astaire se comprometió a dar las lecciones pertinentes a Debbie.

“Cantando bajo la lluvia” menciona en clave de parodia la transición de las películas mudas al cine sonoro, es decir la implantación de las Talkies en la industria del Séptimo Arte. Refleja con humor e ironía los continuos y arduos problemas que se desarrollan durante la preparación de una película. Asimismo da hincapié a las dificultades que tienen los artistas del cine mudo a adaptarse al cine hablado. El film no deja de ser un canto al amor y a la amistad, un canto a la alegría donde nos narra los continuos trances y conflictos de la gran diva de la época, Lina Lamont (Jean Hagen), a la hora de rodar su próximo largometraje. Pero tiene un importante e insoportable lastre que no es otra que tener una insufrible voz tan chirriante como irritable lo que le entorpece para alargar seguir siendo la estrella del show business que es. Este poco tolerable inconveniente provoca una tensa relación con sus compañeros de reparto. El coprotagonista del filme es otro divo del cine mudo, Don Lockwood pero empezará a sentirse atraído por una aspirante a actriz que le hará captar no solo su respeto sino también su amor y el deseo de hacerla llegar a lo más alto. Todo ello enlazado con intensos y vivos números musicales que mantienen el interés de la trama  intacta. Momentos  memorables  como  el “Good morning”, un canto al positivismo del carismático trío protagonista donde mostraban todo  su talento o también el extraordinario número de “Make ‘Em Laugh”, de Donald O’Connor.

Otra de las singularidades de “Cantando bajo la lluvia” es que a pesar de ser un musical único tan solo 2 canciones fueron escritas originariamente para el film “Make ‘Em Laugh” y “Moses” , las demás canciones ya eran conocidas, puesto que sonaron en otras películas con anterioridad, incluida “Singin’ in the rain” oída en “Hollywood revue of 1929”.

A pesar de las críticas y de la recaudación obtenida tan solo consiguió un par de nominaciones a los  prestigiosos premios de la academia. En gran culpa posiblemente por el arrase el año anterior de otro musical, como era “Un americano en París”. Ni que decir que el arrollador éxito del musical propició que el artículo del año sin duda fuera el paraguas, se llegaron a vender a un ritmo vertiginoso.
Desde nuestra página desplegamos el paraguas como señal de recuerdo sintiendo tu pérdida Debbie Reynolds allá donde estés.

 

 

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