Estamos de aniversario, el legendario Kirk Douglas se pone a cien. Uno de los actores más emblemáticos que ha dado jamás la historia del cine americano sopla hoy, nada más ni nada menos, que cien velas.
El último gran superviviente del Hollywood dorado, del Hollywood clásico cumple cien años. Un grande entre los grandes, leyenda viva del Séptimo Arte, mito entre mitos, como él se hacía concretamente llamar “el hijo del trapero”, vuelve a la palestra para iluminar su estrella más fuerte que nunca.
“No quiero ser un don nadie toda la vida. Quiero que la gente me llame Señor” frase que se le escucha en “El ídolo de barro”, bien podría ser toda una declaración de intenciones y una gran sentencia dicha por él.
Hablar de Kirk es hablar de cine en mayúsculas, de historia viva del mundo del entretenimiento, pero Kirk Douglas sin Issur Danielovitch Demsky (su verdadero nombre) no sería nadie, van a la par. De origen de emigrantes eslavos judíos, no debutó hasta los treinta años pero a partir de ahí no dejó de subir escalones y codearse con los más grandes de la época: Robert Mitchum, John Wayne, Burt Lancaster, Ava Gardner, Rock Hudson, incluso al final de su carrera compartir créditos junto a su hijo Michael Douglas en “Cosas de familia”.
El actor y productor estadounidense con una vida más que agitada, que daría para toda una superproducción, jamás necesitó de grandes reconocimientos para ser admirado y sentir el cariño y el aprecio de la crítica y de la gente. A pesar de no alzarse con la deseada estatuilla al Oscar en ninguna de las tres ocasiones en la que nominado: En 1949 por “El ídolo del barro”; luego en 1952 por “Cautivos del mal”; y por último en 1956 por su interpretación de Van Gogh en “El loco del pelo rojo”. Décadas más tarde la Academia querría subsanar el error concediéndole uno honorífico.
De carácter camaleónico podemos ver infinidades de Kirk Douglas como espectadores han visionado sus films. Hemos reído, llorado y sobre todo sufrido con él, incluso en alguna ocasión enamorado y luchado junto a él, hemos vivido infinidades de aventuras por tierra y mar gracias a su atrevimiento y temeridad. Nos hemos enfundado bajo la piel de un gladiador, hemos sido virtuosos trompetistas, hemos subido al ring apretando con firmeza nuestros dientes mientras colocamos nuestros guantes de boxeo para dejar ko a nuestros rivales, hemos tenido la destreza de pintar cuadros inolvidables con el mismo arte que desenfundamos el revólver en el lejano Oeste más rápido que nuestro contrincante. Y es que todos tenemos un momento “Douglas” en nuestra memoria selectiva cinematográfica, esas escenas memorables con las que hemos disfrutado de su talento, de su carácter, con ese hoyuelo tan característico que hemos visto danzar y que ha sido bandera y marca de la casa inconfundible en decenas de clásicos imprescindibles en nuestra videoteca particular : “Senderos de gloria”, ” Cautivos del mal”, “ Brigada 21”, “El loco del pelo rojo”, “Espartaco”, “los vikingos”, ”20.000 leguas de viaje submarino”, “El gran carnaval” así podríamos seguir hasta mañana pues pocos actores pueden presumir de tener tanto currículum y tan variado en su filmografía. Tanto le daba a un roto que a un descosido, con tan solo su presencia llenaba la pantalla y hacía más grande cada película. Gozábamos de su talento tanto en Westerns e intensos dramas, como en el hoy perdido cine péplum. Todo hecho con la determinación y garra firme que siempre nos ofrecía Kirk Douglas.
Desde mi pequeño rincón le mandamos un ¡Felicidades señor! y sobretodo darte las gracias por tanto buen cine y otros tantos buenos momentos que nos has regalado.