Poesía y Juan Pablo Roa: entrevista

“La poesía genuina puede comunicar antes de que se entienda”, afirmaba el poeta T.S. Eliot en 1932.  Para más inri, ya que esta afirmación, nos hace pensar, existe un estudio científico que parece darle la razón,  ya que ha encontrado una respuesta electro-fisiológica en el cerebro de personas que escuchaban poesía, tan solo una fracción de segundo después de oírla y aunque estas personas no pudieran comprender el motivo. Este experimento se publicó de la revista Frontiers in Psychology, de mano del profesor Guillaume Thierry  (Universidad de Bangor -Reino Unido) que demostraron que parece que tenemos una apreciación inconsciente de la construcción poética. Al margen de esta curiosidad tan interesante y debido a nuestro amor por este genero literario ¿No es maravilloso saber que la poesía puede inspirarnos sin que nos demos cuenta? Y para el poeta, debe de ser emocionante y mágico, nos inspira sin que lo percibamos… pura sensibilidad.

Quiero darle las gracias a Isabel, nuestra colaboradora que ha querido regalarnos esta entrevista con el poeta Juan Pablo Roa, alma mater de Animal Sospechoso, esta librería, este espacio del que ya os hemos ido informando, situado en el número 9 de la calle Ventalló de Barcelona, donde venden libros, albergan exposiciones artísticas, acogen presentaciones de ediciones propias y ajenas y alquilan los fines de semana para todo tipo de actos culturales.

 


ENTREVISTA


 

Isabel García: Me podrías explicar ¿cuándo empezaste a apasionarte por la poesía y si tienes alguna anécdota de ese momento u otra anécdota significativa?

Juan Pablo Roa: Esta pregunta me encanta, porque nunca sé responder con una sola anécdota, pues las dos que se refieren a este tema son imprescindibles y, creo, se complementan y pueden ilustrar la forma en que la poesía se manifiesta más como una forma de pensamiento que como pasión.
En la época en que los pasa-cintas (¿se llaman grabadoras de casetes?) eran el último grito de la tecnología, mi abuelo materno compró uno (marca Sanyo, lo veo todavía escrito en letras azules y blancas sobre el aparato) que venía con un micrófono, en un comercio en Bogotá que se llamaba San Andresito, en el que se conseguían productos importados de todo tipo (decían las malas lenguas que era un punto camuflado de distribución de contrabando). En su furor de niño adulto, mi abuelo hacía de entrevistador, locutor, cantante, animador, y reportero de amigos, familiares y vecinos que padecían el experimento. Uno de sus números predilectos era hacerme declamar poemas de no sé qué procedencia (recortes de prensa, poemas mecanografiados y manuscritos sin autor). En su improvisada antesala, él me anunciaba como «Señoras y señores de la fastuosa América Hispana, ante ustedes, el renombrado y monumental vate colombiano, Juan Pablo Roa Delgado…», y yo largaba los cuatro versos memorizados al último minuto, antes de que el pasa-cintas encendiera su luz roja que indicaba que el improvisado canal de radio estaba «al aire».

La otra posible respuesta tiene que ver con mi dislexia infantil, hacia los 9 o 10 años de edad. Durante las vacaciones de verano, mis padres me inscribieron en un grupo correctivo del IPLER, un centro para mejorar la dislexia y, si no recuerdo mal, temas de matemáticas. En realidad no recuerdo mucho de ese curso, aparte de que participábamos a la vez niños de edades entre los 10 y los 15 años de edad, y de que leíamos textos seleccionados al azar y escribíamos o componíamos textos propios nacidos de la imaginación. El caso es que un día, el muchacho más mayorcito del grupo, le dijo a la maestra que había escrito un poema y que le interesaba leerlo en lugar del texto que acabábamos de redactar. Y lo que se largó fue un osado poema de amor a la maestra –por la que más de uno estaba colado– con el suficiente poder como para hacerla sonrojar y tartamudear, cosa que a ninguno de nosotros pasó por alto. Había trazas de candor, erotismo y cursilería playera en ese poema, pero lo verdaderamente arrasador, para mí, fue que las palmeras y piropos que daban forma las palabras de este chico, en el fondo, hablaban de otra cosa de manera subrepticia sin apenas mencionarla. Yo recuerdo que dije para mis adentros: «Algún día, cuando sea grande, yo escribiré algo así»…
Ambos episodios crecieron a la sombra de mis pensamientos, y dieron como resultado un primer poema que me vino como dictado desde lo más profundo de la madrugada. Recuerdo que me levanté con una extraña urgencia, cogí lápiz y papel, y el escrito salió de un sólo tirón, como una tachadura, dando lugar a un sosiego que apaciguó esa extraña urgencia de poner por escrito lo que me embargaba en sueños.

IG: La pasión por la poesía y los libros te ha llevado, junto a tu socia, a una librería, y a crear una editorial.  ¿Por qué decidiste emprender este negocio?

JPR: Hay momentos en la vida de todos nosotros, en los que las circunstancias nos exigen rectificar el camino, cambiar de trabajo o empezar de cero, y superar esa prueba, este lapso del destino es lo que da soporte a la vida que sucede en nuestra madurez. Cuando se me presentó el número ganador de ese sorteo, yo pensé que antes de cambiar de oficio, antes de «reconvertirme» –palabrita tan de moda en nuestro paisaje urbano– lo que quería era emprender con lo único que sabía hacer con todas mis fuerzas: hacer libros. La fortuna, en este caso personal, es que conté con el entusiasmo y apoyo de Roberta, mi mujer y socia, mi partner. Ella estaba pasando por el mismo trance espinoso, incluso había iniciado antes, y parte de su proceso de cambio de paradigma tenía que ver con los libros, el conocimiento y el estudio de temas y actitudes que ayudan a abrir horizontes y desprogramar los condicionamientos que nos hacen prisioneros de un mecanismo mental que ignoramos. Un poco como la poesía, si queremos hilar un poco más fino. Así que esa parte en común de nuestros recorridos que tienen que ver con los libros, con hacerlos y difundirlos ha dado como resultado esta actividad editorial y librera.

IG: ¿Por qué habéis elegido el barrio de Gràcia para abrir vuestra actividad?

JPR:  Bueno, eso de «decidir» yo cada vez lo tengo menos claro; no creo mucho en el libre albedrío tan en boga desde Sartre y compañía… Prefiero responderte de una manera menos egocéntrica. Digamos que nuestras posibilidades nos llevaron a Joanic, y una vez allí, hicimos del espacio nuestro destino, nuestro palacio secreto, y allí hemos dado rienda suelta a las actividades que nos gustan, desde el bricolaje, la selección de libros, la decoración, el salón de reuniones que no nos cabe en casa….

IG: Tenéis libro de poesía en otros idiomas? Cuáles? ¿Una obra que se tendría que leer en lengua original?

JPR: Hoy en día podría decirte que mi libro preferido es el italiano Mario Luzi, pero seguro que de aquí a 6 meses mi opinión puede ser otra muy distinta… En fin, yo creo que si uno puede, tendría que tener siempre a la mano la versión original de un poema; aunque una buena traducción siempre es una obra legítima, una sombra muy cercana a eso que llamamos original. En Animal Sospechoso, de momento, hemos publicado sólo traducciones del inglés, del griego y del catalán, pero en cantera tenemos el ojo puesto en autores de diferentes latitudes que nos parecen imprescindibles para un lector de nuestro tiempo. Sin embargo, en nuestra lengua aún quedan grandes poetas por publicar. Es el caso de Rosa Lentini, de quien decidimos publicar el año pasado su poesía reunida, con gran satisfacción. Es una de esas poetas en activo, con mucha fuerza y con un modo de hacer rompedor que la ha convertido en la hermana mayor de muchas mujeres que han encontrado en las poetas estadounidenses una cantera preciosa de donde aprender y con las que han inventado una tradición ajena a la española. Ya se sabe que la tradición poética femenina ha sido creada por poetas que tenían n pasado silenciado y poco reconocido. Este grupo de mujeres a las que me refiero, han encontrado su pozo, su tradición, en las poetas estadounidenses como Sharon Odds, Emily Dickinson, Djuna Barnes, por ejemplo, y en figuras tan importantes como la poeta argentina Alejandra Pizarnik.
Pero volvamos a las traducciones. El primer libro que publicamos en Animal Sospechoso vino con sorpresa: al año de haberlo publicado, el traductor lo envió al premio Ángel Crespo de traducción, y, con gran sorpresa e incredulidad, se lo dieron a nuestro libro. Se trata de uno de los poetas metafísicos ingleses de la órbita de John Donne que aún no había sido publicado en libro en lengua española: George Herbert (1593-1633). Aparece en todas las antologías importantes de los metafísicos ingleses, pero no contaba con un libro propio traducido a nuestra lengua. Para Andreu Jaume, quien en El Cultural de El Mundo, califica nuestro volumen como uno de los libros más importantes del año (2014), «leer a Herbert nos recuerda que la gran poesía es, ahora y siempre, la más alta forma de atención al mundo». Se trata de un poeta
En cuanto a los otros dos libros de traducción, puedo decir de ambos que son un típico fruto barcelonés en el sentido de que son libros que sólo se pueden hacer en localidades bilingües que intentan salir al mundo. Las traducciones de La búsqueda del Sur, libro publicado en griego, catalán, castellano y francés se han hecho según la lengua dominante de cada traductor, ya sea el catalán o bien el castellano, y el resultado ha sido sorprendente. En busca del Sur tiene su origen en el Festival Sud de Poesía, un encuentro de poesía realizado en Barcelona en diciembre de 2015. Ese festival, reunió en total a 21 poetas en torno al a la desorientación de nuestro mundo (la falta de Norte) como origen de la búsqueda del Sur, a la manera en que, por ejemplo, Gauguin encontró su última thule en Tahití, Rimbaud la empresa colonial en África o Petrarca en Provenza. De los poetas incluidos en este volumen, 11 son griegos, 4 son autores de expresión catalana, 5 del orbe iberoamericano y uno francés. Por su parte, la poeta griega Nathalie Karagiannis (París, 1972) que hacía parte de la organización responsable del encuentro, organizó el los poemas –no los autores– temáticamente en cuatro secciones o capítulos, que en orden inverso, agrupa a los poetas en las etapas de un viaje: «Destinos», «Pasajes», «Pérdidas» y «Orígenes». Mucho más que una antología, este libro es una especie de ensayo sin ensayo, en el que la pauta es la búsqueda que se da en el poema. Por esto mismo, se trata de una antología en la que se pone en primer plano al poema, por encima de un poeta determinado, pues el poema sabe siempre más que el autor que lo compone.
Por último, tenemos el poemario del poeta catalán David Casassas, autor de expresión bilingüe. Su título, Boreal Invierno Austral es una apuesta por el poema y por la imagen y se construye alrededor de la presencia, del estar en el mundo en oposición a la aparente saturada multiplicidad del mundo. Es un diálogo trenzado entre la palabra y la fotografía construido alrededor de los poemas de David Casassas y un montaje fotográfico de Cristina Ortiz que tiene como centro la individualidad de un maniquí sin rostro encontrado en la calle –el Nanu, lo llama la fotógrafa– que a veces funciona como espejo o para-texto de lo que enuncian los poemas. En su supuesta individualidad este montaje da pie a un texto no escrito que nos habla de un desasosiego, de un desamparo que apenas se sugiere y que es, en realidad, huella de una presencia concreta vista en su determinación de vivir.

IG: Una última petición. Podrías recomendar un par de obras para jóvenes que sientan curiosidad y quieran acercarse a la poesía. Yo propondría 18 años, pero seguramente habrán libros para chicos más jóvenes.

JPR: La poesía, si bien nos puede visitar durante la infancia, en realidad toma su forma definitiva cuando nos emancipamos de nuestros hogares de origen, pues, muy en su corazón, la poesía es pensamiento, una forma de estar o de plantar cara en el mundo. Por eso no creo que tu límite o frontera de 18 años sea para nada erróneo. Para mencionarte algunos nombres, yo te hablaría de libros de autores que han sido muy presentes para mí en ese diálogo primero con el mundo: Si mañana despierto, del poeta colombiano Jorge Gaitán Durán, Las personas del verbo, del barcelonés Jaime Gil de Biedma y El sueño oscuro, de la gallega Blanca Andreu. Por último, de poetas de fecha más reciente, me gustaría mencionar un título de una autora española que en su corta trayectoria logra no sólo convertirse en una poeta de fuerte aliento y personalidad, sino que atrae además a lectores jóvenes que se interesan por la poesía: 37 mujeres, de Gema Palacios, poeta zaragozana nacida en 1992.

IG: ¿Cuáles son tus poemas u obras preferidas? ¿Me podrías decir cual es el motivo, si lo hay?

JPR: Bueno, como te dije más arriba, el italiano Mario Luzi es uno de mis amores hoy en día, porque es uno de los poetas llamados “Herméticos” (Ungaretti, Montale, Quasimodo, Campana) menos conocidos fuera de Italia. Su poesía me gusta mucho porque tiene una dimensión meditativa muy atenta a la historia de su tiempo, y por el sentimiento de trascendencia que lo emparenta con la aspiración por lo absoluto de la poesía simbolista europea. Tiene un libro emocionante, titulado Viaje terrestre y celeste de Simone Martini, que se construye a partir de textos apócrifos y en torno al viaje de un pintor de Siena (ciudad natal de Luzi) amigo de Petrarca. Es un libro lleno de imaginación, mitología cristiana que nos recuerda la Divina Comedia
Pero también me seducen poetas monos formales y elaborados, como el argentino José Viñals, fallecido recientemente y que es un maestro de del versículo, o el venezolano Rafael Cadenas que tiene un poema catarata o tsunami que canta el amor a la vida desde el fracaso del vencido… Es un poema que lleva por título «Derrota», que ha terminado por convertirse en un himno vital para muchos lectores de mi generación y de generaciones un poco más cercanas. Te lo recomiendo, lo puedes encontrar fácilmente en internet. Es estremecedor, ya lo verás… Comienza así:

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo que creí
que mi padre era eterno
[…].

IG: En vuestro espacio, hacéis muchos eventos cuyo tema central es la poesía, y normalmente están acompañados con música o exposiciones. Una formula muy interesante! ¿Tiene aceptación entre vuestros «amigos» poetas? ¿Cada cuánto realizáis este tipo de eventos en vuestro espacio? ¿Qué otros eventos se realizan o se podrían realizar en Animal Sospechoso?

JPR: Eso de los «amigos poetas» puede ser un escalabro a la hora de abrir tus puertas al público, porque no se trata de algo endogámico… o mejor, es algo que queremos evitar. En la Barcelona de los últimos años, los recitales han perdido su atractivo y eso no ha sido saludable en términos sociales, si se permite esta acepción, sobre todo tras la desaparición de ciclos como el Dimarts poetic que llevaban Rosa Lentini (poeta y editora de ediciones Igitur) en la Casa del libro, entre el año 2000 y el 2005. En esto, en esta ciudad tenemos que aprender de los más jóvenes, que en el Raval y otros barrios céntricos han llevado su poesía a bares y centros públicos que no tenían mucho que ver con esos espacios (aunque en Madrid hace tiempo que los poetas están ahí con sus recitales). Y por eso, el último viernes de cada mes, a las 19.30, hacemos un recital mensual de poesía, en el que hacemos todo lo posible por acompañar al poeta de un músico, pues entre ambos atraen un público más fresco que el habitual. Muchas veces viene a la librería gente por la música, gente que no está muy acostumbrada a los recitales y se encuentran con algo diferente… y terminan pasando un buen rato, inesperado y, claro, divertido, pues siempre terminamos con alguna copa de vino y algún tentempié para despedir el mes… Recientemente hemos encontrado a un productor de vinos que nos patrocina estos recitales y que nos hace un regalo maravilloso con su Verdejo.
También hemos alquilado el espacio de la librería para muestras de arte, cerámica… Pero, ciñéndonos a la poesía, que es nuestra especialidad, cedemos el espacio para presentaciones de libros, pues la idea es atraer a las editoriales independientes, por lo general ligadas a la poesía… y aunar esfuerzos y público atento a la poesía… Aquí tratamos siempre de acompañar las presentaciones con algo de cava… pues vino y poesía no sólo es un clásico, sino que es la mejor manera de celebrar la embriaguez que puede traernos el poema a la imaginación…

 

¡Gracias Isabel y gracias Juan Pablo!

 

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