La fantástica y sugestiva “STRANGERS THINGS” es el gran estreno de la temporada televisiva. Hoy aparcamos la cartelera de cine para centrarnos en la que es sin duda alguna la serie que da un soplo de aire fresco a este bochornoso agosto y que de buen seguro a más de uno tocará la fibra.
¿Somos lo que comemos? Como dice algún spot publicitario o ¿Somos lo que recordamos? Medítalo durante un breve instante. Ahora haz un viaje en tu interior, y mira en tus adentros y dime, ¿Qué recuerdas? ¿Qué es lo que ves ahí? Probablemente te estará pasando como a mí y no podrás evitar sentir un frío escalofrío por todo tu cuerpo envuelto de una delicada añoranza y una frágil nostalgia al remover el pasado. Incluso, tal vez, te vendrán aromas que creías ya ocultos y olvidados que te transportarán directamente aquellos melancólicos días. Y es que ya lo dicen los expertos, recordar es volver a vivir. Tu mirada quizás brillará más de lo normal al recordar aquellas personas que ya no están presentes entre nosotros, a la vez que irradiará junto alguna sonrisa de complicidad, de afecto y cariño al recordar aquellos días donde solo hacíamos que gamberradas y osábamos a perpetrar las más inquietantes aventuras con los amigos que hace décadas que ya no vemos pero que no olvidamos.
Los ochenta eran tiempos de bocadillos con chocolate, de untar el pan con Nocilla, de patear el balón en la calle sin tener que estar amparado dentro de un recinto o en el interior de un parque a resguardo. De sentarnos alrededor de una mesa en familia o con amigos y colegas y jugar al parchís, a la oca, al tragabolas o al cluedo mientras de fondo sonaba el radiocasete. Tiempos de pedalear en bicicleta con nuestra “BH”, de ir al cine y presenciar amistades bien raras y extrañas entre aliens y niños, de flipar conduciendo una máquina del tiempo en un “ Delorean”, de limpiar cera y quitar cera, de hacer la grulla o de buscar misteriosos y peligrosos tesoros piratas. Era una época de intercambiar los cromos que regalaban en los yogures Danone, de vivir aventuras, de encajar etiquetas de colores en el cubo de Rubik y de los primeros besos…Y es justo ahí donde STRANGERS THINGS nos sitúa, de lleno en los añorados años ochenta.
La serie no dejará indiferente a nadie, obviamente, la historia puede llegar a decepcionar si tiendes a poner muchas expectativas antes de verla, por el fervor generado por el efecto boca a boca y más si tenemos en cuenta su espectacular y llamativo tráiler. Hay quien ya la tacha de inverosímil, o ridícula, quizás porque van de adultos o maduros y no entienden que es un continuo y permanente homenaje al cine fantástico con el que muchos de nosotros crecimos, cargado de los clichés de la época y que permite volver a recrearnos en el espíritu de nuestra juventud con la que nacimos, en busca de aquella inocencia que ya creíamos perdida. Ese estilo de contar historias que en los ochenta Steven Spielberg, Robert Zemeckis, Rob Reiner, John Carpenter o incluso el mismísimo Stephen King habían logrado atraparnos embarcándonos en grandes aventuras con la pandilla del barrio. Y es justo ello, el gran sello de identidad que nos facilita “Strangers Things”, el aroma a volver al pasado, un pasado que una vez vivimos en nuestras carnes y fue nuestro.
El deleite de la melancolía ochentera está presente a lo largo de los ocho capítulos que consta la primera temporada, nada más sentarnos en el sofá de casa y darle play al reproductor nos vienen continuas imágenes y reminiscencias al cine “Made in Anblin Entertainment”, que tanto nos hizo soñar con clásicos como “E.T”, “ Poltergeist”, “Gremlins”, ” Goonies” o” Regreso al futuro”, pero sustituyendo aquel legendario logo por la de la nueva plataforma de Tv , Netflix.
Netflix ha dado en el clavo, la última creación de los hermanos Matt y Ross Duffer (responsables de otra gran serie de impacto como ‘Wayward Pines’) vuelven a asegurarnos horas de diversión e incertidumbre. La primera temporada, ha provocado toda una legión de fans, en la que cumple con su cometido, ocho capítulos de aventuras, fantasía, suspense, añoranza, tensión, ternura, extraños personajes y acción, todo ello bañado con efectivos FX y una recuperada Winona Ryder (Eduardo Manostijeras), toda una icono del cine de los ochenta y noventa que hace más palpable este continuo homenaje y culto al pasado. Un penetrante guiño al cine con el que muchos de nosotros crecimos y nos atiborramos en su momento (Alien, Cuenta conmigo, El resplandor, Rambo…) y del que hace años el entretenimiento audiovisual actual carecía, salvo alguna fugaz tentativa del visionario J.J.ABRAMS de devolvernos está magia perdida en la jovial “Super 8” y del que también tiene la serie como gran referencia.
La esencia, el aroma, carisma y espíritu se percibe en cada una de las escenas y secuencias del film, donde el sonido de los sintetizadores bañado junto con algún que otro éxito pop/rock de la mano de New Order, Trooper, Peter Gabriel, Vangelis, o The Clash recrean una banda sonora que nos adentra a los acontecimientos fantásticos que se nos relatan de manera ágil y refrescante.
La trama nos sitúa en pleno 1983 en Hawkings, un pequeño poblado de Indiana donde nunca sucede nada interesante, donde la tranquilidad reina a diario, hasta el día que se tiene noticias de la desaparición de Will (un niño del poblado) en extrañas circunstancias. Recelando que detrás de esta misteriosa desaparición se encuentra algo bien extraño y raro… La pandilla de Will, la madre y la policía se adentrarán en una interminable aventura fantástica donde les llevará a lo inimaginable. ¿Te atreves a seguir la pista de semejante misterio? ¿O prefieres quedarte a salvaguardo de semejante misterio y permanecer sereno sin saber qué es lo que se lleva hoy en día en el mundo de la TV? Atrévete y cruza la línea. Sigue la luz.