Una de las primeras voces que escuché de renacuajo, aparte de la de mi padre, mi madre, y los berridos de mi hermana, fue la de Frank Sinatra.
Su música inundaba junto a otros grandes artistas cada una de las habitaciones de mi hogar dando brillo, luz y color a cada amanecer y anochecer a lo largo de mi viva niñez y adolescencia. Os contaré un pequeño secreto, cuando me da por escribir algunas líneas en Rockin´Chic Lifestyle, me dejo seducir por una deliciosa y fina copa de vino, a ser posible tinto, desnudando por completo mi mente, observado de cerca por el reflejo de la luna que entra en la habitación de manera suave, dócil y escurridiza por el gran ventanal que preside el comedor y desde el cual puedo visualizar todo lo que acaece en la calle; al son del acompañamiento de los acordes de los grandes temas que con el tiempo se han ganado el honor de posicionarse como clásicos de la cultura popular: All the way, Strangers in the night , That´s life, For once in my life…. merecidamente imperecederas… ¿quién no ha pisado la ciudad de Nueva York , y le ha venido en mente su poderosa voz iluminando y dando luz a sus calles mientras rastreas cada rincón de la gran ciudad? Si dices que no, perdona pero no te creeré.
Hace la friolera de 100 años que nació todo un símbolo americano del swing y del jazz, un “crooner de pies a cabeza” que aun hoy nadie ha podido eclipsar, y no porque no lo hayan intentado, tal vez alguno con mayor o menor talento ha podido acercarse merced al gran engranaje de la maquinaría del marketing, pero aun así, el trono sigue intocable. Un icono, una estrella y una leyenda de la música. Para unos cuantos era el cantante de los ojos azules, para los más cercanos era simplemente Frankie, Sinatra en su esplendor maduro, y La Voz para la gran mayoría de mortales.
La mañana de un 12 de diciembre de 1915, en el pequeño poblado de Hoboken, Nueva Jersey, vería nacer a Francis Albert Sinatra, uno de los artistas más influyentes, distinguidos y recordados del mundo del espectáculo, tanto en la música, gracias por su torrencial y característica voz, como en la gran pantalla convirtiéndose en uno de los rostros más amados del cine, llegando incluso a alzar el Oscar por De aquí a la eternidad al mejor actor secundario. Pero también fue noticia por todos los entresijos oscuros, que rodeaban su agitada vida privada, llena de luces y sombras cercada de fiestas, política, mafia y mujeres.
Hijo único de inmigrantes italianos, a lo largo de su carrera fue forjando a la par su fama de galán al igual que la de juerguista, mujeriego, arrogante y canalla, siempre bajo la distinguida vestimenta del perfecto hombre seductor y elegante que supo sutilmente explotar sobre todo al rubricar su firma con la que le unió a la poderosa y fastuosa Columbia, con la que materializó fascinantes álbumes de gran calidad artística como “In The Wee Small Hours” o “Songs For Swingin’ Lovers” de donde encontramos todo un legado de piezas claves de la inigualable talla de I’ll never smile again , Nancy, How Deep Is the Ocean, Stella by Starlight, Begin the Beguine, If You Are but a Dream.
A los pocos años se unió a Capitol, seguramente su mejor época, de donde saldrían clásicos imborrables para toda una generación de románticos y melómanos entre ellas You Make Me Feel So Young, All The Way, Come Fly With Me o Love And Marriage
Y en su última etapa edificó su propia compañía, la discográfica Reprise, con la que continuaría ligado al éxito con temas no menos importantes como Night And Day, The Way You Look Tonight, Fly Me To The Moon, Strangers In The Night, My Way y New York, New York que acabaron de redondear su carrera convirtiéndolo en todo un mito.
Su vida privada era todo un gran manjar para los periodistas más sensacionalistas, lo que le hacía estar siempre en el ojo del huracán, tanto que incluso estuvo observado de cerca por el FBI, por sus continuos flirteos con la siempre peligrosa mafia como por sus contactos con el mundo de la política; bien conocida es su estrecha relación con el que fuera presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy.
Como gran estrella que se preste, nunca abandonó los vicios y muy recordadas son tanto en las Vegas, Nueva York o Hollywood sus fiestas, rodeado casi siempre por un leal grupo de amigos al que se denominó con el sobrenombre de “Rat Pack” , grupo que estaba integrado por los genuinos Dean Martin, Sammy Davis Jr., Peter Lawford , Joey Bishop y en contadas ocasiones Humphrey Bogart.
Su vida sentimental es extensa, recordados son los noviazgos como el que tuvo con Kim Novak, Marilyn Monroe o Judy Garland solo por nombrar algunas con las estrellas más rutilantes. Llegó a pasar 4 veces por el altar pero solo tuvo hijos con su primera esposa, Nancy Barbato (1939-1950): Nancy, Frank Jr. y Tina. Con el paso del tiempo contraería matrimonio con la estrella cinematográfica del momento, Ava Gardner (1951-1957), y con otra estrella del séptimo arte, Mia Farrow (1966-68). Su último matrimonio fue con Barbara Marx (1976-1998) su matrimonio más duradero, hasta el fin de sus días.
El cine fue un gran escaparate para darse aún más protagonismo, lo que le hizo aparecer en los títulos de crédito de 46 films con los mejores artistas de la época, desde Gene Kelly a Grace Kelly, pasando por Marlon Brando y Rita Hayworth y como no con su querido amigo Dean Martin, siendo la más recordada seguramente De aquí a la eternidad (1953) pero luego además fue nominado a la categoría Mejor Actor por su intervención en El hombre con el brazo de oro (1955). Pal Joey, Levando anclas, Un día en nueva york, Ellos y ellas o El mensajero del miedo, quizás lo mejor de todo lo que filmó.
Frank murió un 14 de mayo de 1998, pero la voz y la figura de Frank Sinatra no sólo no se han apagado, sino que permanecen con energía en este siglo XXI, donde el mejor legado que nos pudo hacer ya no son las 1300 canciones que grabó a lo largo de su intensa y suculenta vida sino los inolvidables momentos de nuestras vidas que su voz seguramente sin saberlo ha puesto como banda sonora en muchos de nosotros.
