De Gira con Manuel Carrasco: `La cruz del mapa´

El pasado 24 de mayo, la gira `La cruz del mapa´ de Manuel Carrasco hizo un alto en el camino en Barcelona para brindarnos un show repleto de emoción, sentimiento y música mediterránea.

La excusa, no fue otra que la presentación de los nuevos temas de su octavo disco grabado en los míticos estudios donde los Beatles grabaron alguno de sus grandes hits, en Abbey Road de Londres, que lleva por título el mismo nombre de la esperada gira.

Un espectáculo que desde que se alzó el telón al ritmo de medio tempo, ‘Me dijeron de pequeño´, el cantante onubense se metió de lleno en los bolsillos a los miles y miles de fans que se acercaron a un Palau Sant Jordi a rebosar. Erizando la piel de cada uno de los presentes.

Barcelona tenía ganas de Manuel Carrasco, se palpaba en la atmosfera y Manuel Carrasco tenía ganas de Barcelona desde que hace un par de años cerró su anterior gira “Bailar al viento” con un éxito abrumador. ¡La ecuación perfecta! No podía fallar nada y… ¡No falló!

Nuevamente no se escondió detrás de las palabras, todo lo contrario, fue canción y bandera blanca, la voz en la ciudad condal (en una tarde noche lluviosa) donde él le puso el sol, la luna y las estrellas a semejante día. Desplegando su particular mapa del tesoro por el escenario, desconectando por completo la lluvia, desatando el delirio. La complicidad entre cantante y Barcelona prosigue con paso firme.

Manuel Carrasco, uno de los artistas más admirados dentro del actual pop español brindó una noche de arte, de sonrisas, fervor donde hubo espacio para todo. Para la parte reivindicativa con su tema `Vete´ (mensaje claro y contundente: aleja todo lo tóxico, controlador y machista de la vida). Otro lugar para los sentimientos con olor a optimismo, que se desprendía en todo momento por el listado de canciones del concierto, bien sea por su desenfadado aire pop, por sus toques de sur rumberos o por las melódicas y sensibles baladas con las que bañó el corazón de los presentes: `Déjame ser´, `Tambores de Guerra´, `Llámame loco´. Sin lugar a dudas todo un cañón de alegría disparando sobre el escenario, sin perder en ningún momento la humildad y la cercanía que se le atesora.

El cantante andaluz se encontró arropado en gran parte del espectáculo por su partícipe banda y sendas pantallas a los laterales donde se proyectaba incesantemente su imagen. Música, Música y Música nada de pirotecnía. Ingredientes más que suficientes para crear una atmosfera intensa y cercana. Dos horas y medio donde se paró el reloj. Dos horas y media de energía, frescor y en las que como él tararea en una de sus letras ‘estalló el universo´ con luz, color e identidad propia, dejando la llama bien fuerte en las instalaciones del Sant Jordi.

No podían faltar dos himnos claves de su repertorio `No dejes de soñar´, un aliento a seguir adelante, a seguir el camino de los sueños a no desencantarse, a no bajar la guardia por muy duro que sea el trayecto. Iluminó literalmente el Palau de Sant Jordi con las linternas de los teléfonos móviles al aire.Y otro himno generacional de la música española actual, aún mayor si cabe, como es `Mujer de las mil Batallas´ compuesta para una acción solidaria contra el cáncer. Dos mensajes que hablan claro y alto sobre los sueños, la esperanza y la lucha. Dos regalos para los oídos.

Los versos de sus éxitos se iban elevando, canción tras canción, por el cielo del Palau a paso cambiado a paso lento: `Que nadie´, ‘Uno x uno’, `Que bonito es querer’, ‘Aprieta’, ‘Ya no’, ‘Los primeros días´, ‘Te busco en las estrellas’.

Llegó el momento imborrable de amor que le tiene a la ciudad de Barcelona, ciudad que lleva grabada muy adentro, “La magia de Barcelona no se puede comparar, es única como ella sola desde el mar a Montserrat”. Momentos de sinceridad y sensibilidad donde recordó la importancia que tiene para él la ciudad condal arrancándose con una canción dedicada plenamente a ella.

Hizo sumergirnos ante su batería de éxitos a conciencia, que hizo las delicias de propios y extraños desarmando los sentimientos. Abrigándonos con `medleys´ donde destacaba la íntima `Siendo uno mismo´, o acariciándonos ese punto de loco al son que nos desviste con la maestría de sus baladas como `Siempre fuertes´ o `Amor planetario´, canciones que nos calan por los cuatro costados.

Carrasco se atrevió a desnudar la voz y el corazón con temas como `Menos mal´ o `Soy Afortunado´ únicamente acompañado por su guitarra, para más adelante tomar aire para regalarnos otro momento álgido a piano para cantarnos la canción dedicada a su hija Chloe `Mi única bandera´, esparciendo su magia y talento.

En el bolsillo del recuerdo guardaremos el show para rememorarlo una y otra vez, en silencio, mientras se escuchan los tambores de guerra de fondo.

 

 

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