¿Quién no conoce la expresión, ‘Eres más famosa que la Monyos’? Quién, si no… Pero, sabriais decirnos de dónde proviene?
Barcelona era dada a que surgieran personajes pintorescos, y que a lo largo de los años se les cogiera cariño. Pero también la gente era dada a hablar demasiado – y lo sigue siendo – , o a hablar del prójimo, de manera que así se alimentaban así las leyendas locales.
Lo que si que es cierto es que realmente existió, y se llamaba Dolors Bonella i Alcanzar tal como ilustran las diferentes fotos que corren de ella, como también que después de morir, alguien pago un suntuoso entierro.
Y después ya corre la leyenda… Dicen que nació en 1851en la antigua calle de La Cadena, donde ahora se sitúa la Rambla del Raval, donde era una persona querida, dentro del entorno de la Rambla y el Raval.
Su ocupación siempre había sido hacer de criada y de costurera: su obsesión era que a su hija no le faltará de nada, circunstancia que hacía de Dolors un mujer muy atenta y muy dedicada en las casas de renombre donde trabajaba. Pero, la mala suerte, llamó a su puerta: su hija muere atropellada, hecho que la trastoca sobremanera, y deja de ser la persona trabajadora que tenía costumbre.
Otra historia que corre en torno a La Monyos era que, producto de su atractivo, el hijo de una casa bien, se encapricha de Dolors, que le corresponde, y esos amores conllevan a que quede embarazada: lógicamente, la familia de él, no consiente el matrimonio. Y no contentos con ello, arrebatan a Dolors el bebé recién nacido.
El trauma que le produce a Dolors, la induce entrar en una depresión, que la lleva a abusar de la medicación de la depresión, y hay quien dice que también en el alcohol. Semejante cóctel no presagiaba nada bueno, hasta el punto que tiene que ser internada. Más medicación, que en aquella época tendría más efectos secundarios que sanadores, le produce una pérdida de memoria, y que acaba con lo que queda de su personalidad, reduciéndola a la única ilusión de salir a la calle con un vestuario estrafalario para la época, con los mofletes pintados de tal manera que llamaba la atención de tan colorados que los llevaba, y que complementaba con un moño, que adornadaba con flores que las mismas floristas de la rambla le regalaban, producto de tanto deambular sin destino, debido a esa pérdida de memoria.
Dolors despertaba en la gente una mezcla de comprensión y cariño,tanto por las leyendas que circulaban sobre ella, por un caracter alegre y despreocupado, como por su alegre y colorido deambular, que hacía las delicias de los parroquianos que poblaban la Rambla, y que sorprendía a los forasteros que la pisaban por primera vez.
Vivía de las limosnas de la gente, cantaba alguna canción o recitaba algún verso a cambio, y nunca se recuerda, por su parte, una mala palabra o un desprecio a una negativa de limosna.
Para la memoria colectiva ya dejó de ser Dolors Bonella para convertirse para siempre en La Monyos, y así ingreso, ya enferma, en el antes conocido Hospital Maritimo, y hoy Hospital del Mar: falleció en 1940, a los 89 años.
La leyenda dice que el origen tan suntuoso del entierro, se debe a la iniciativa de la familia que le apartó el hijo y que la trastocó de por vida.
En fin, una Historia muy barcelonesa, y que valía la pena reproducir