Hace escasos días, el día 21 de Octubre, para ser más exactos, Marty McFly vino al futuro: En lenguaje diáfano, hace 30 años que la trilogía ‘Back to the Future / Regreso al Futuro’ cobró vida para no irse… Pero, ¡ os preguntaréis qué hago comentando una película, cuando no es mi tarea!
Teneis razón, no lo es… Toni Tarragona seguirá haciendo de las suyas. Pero, en esta sí hay un elemento digno de comentario por mi parte: ¡el DeLorean! Muchos de vosotros os preguntareis si realmente existió o es fruto de la ficción propia de la película. No os voy a desilusionar: el DeLorean DMC-12 realmente existió, se produjo en serie y se vendió, y esta va a ser la trama de este artículo.
El DeLorean DMC-12 es el fruto de un sueño de un antiguo alto directivo de de General Motors, protagonista de una trayectoria de éxito dentro de esta empresa: John Zachary DeLorean, quien lo dejó todo 1974 para entregarse a su sueño, el fabricar en serie su propio coche.
Los precedentes de su éxito le llegaron al concebir y presentar en 1964 el famoso Pontiac GTO, modelo de éxito producido hasta 1974. Este éxito llevó a John DeLorean a acceder a una de las vicepresidencias de la General Motors, hasta renunciar del cargo prematuramente en 1974, para hacerse cargo de llevar a cabo ese sueño y fundar en 1975 la DeLorean Motorpa Comny.
De la mano de su más cercano colaborador, William T Collins, y responsable de diseño en Pontiac, y el primer prototipo vio la luz en 1976: él y el mismo DeLorean concibieron todo el proceso de ingeniería, e imaginaron un chasis producido con una nuevo tecnología conocido por el acrónimo de ERM, Elastic Reservoir Moulding, que podría haber facilitado una reducción de peso, y en consecuencia, un ahorro en los costes de producción, pero no encontraron la manera de aplicarlo en un proceso productivo.
El diseño de la carrocería fue obra de Giorgio Giorgetto Giugiaro, fundador de ItalDesign: la ingeniería de la misma, resultó ser un auténtico reto: estructura de plástico reforzado en fibra de vidrio, convenientemente fijado a un chasis en forma de doble Y, basado en la plataforma del Lotus Esprit. El concepto de puertas en forma de alas de gaviota supuso un auténtico dolor de cabeza, ya que había que solventar el problema del peso de las puertas una vez abiertas: se barajaron diferentes soluciones ya adoptadas por otros fabricantes, pero no resultaron aceptables desde un punto de visto estructural, ni compatibles para el conjunto del diseño. Para ello se aplicaron unas barras de torsión de origen Grumman para contrarrestar las tensiones de soporte que provoca, no solo el peso estructural de las mismas, sino el hecho de abrir y cerrar las puertas.
Muchos os imagináis que, en consonancia con la espectacularidad del diseño, el motor debía de ser espectacular: Ni mucho menos… Pocos os imagináis que el motor era de origen europeo! Ni más, ni menos que un V6 PRV (motor concebido por Peugeot-Renault-Volvo) que desarrollaba unos 170 caballos de potencia: para que os hagáis una idea, el mismo motor montado por modelos europeos como el Volvo 264, Renault 25, Peugeot 605 y el Citroén XM… Entiendo que puede ser un poco decepcionante, dada la espectacularidad del conjunto, cuando inicialmente se había previsto una potencia de 200 caballos, nada desdeñable para la época. Con esta operación se ahorraban el coste que se podía desprender del desarrollo de un bloque motor completamente nuevo. La elección de ese motor vino marcada porque el mundo todavía estaba sumido en la crisis del petróleo iniciada en 1973, ya que requería un motor equilibrado en prestaciones y consumo, además de venir precedido por un historial impoluto en materia de fiabilidad, además que jugaba a su favor la relativa proximidad de la fábrica de Douvrin, en Francia, a la planta de ensamblaje de DeLorean en Dunmurry, en Irlanda del Norte.
La estructura principal de este V6 eran dos bancadas de cilindros dispuestas en V, a un ángulo de 90º, cuya cilindrada era de 2.849 centímetros cúbicos, equipaba una inyección Bosch K-Jetronic y desarrollaba una potencia de 176 caballos. Debido a que su mercado principal eran los Estados Unidos, y todos somos conocedores del celo de las autoridades americanas en material medioambiental, fue obligado el montaje de un catalizador, circunstancia que reducía esos 170 caballos a unos escasos 130. El motor venía combinado por un cambio de serie de cinco velocidades, y opcionalmente venía equipado con otro automático de tres velocidades, ambos de origen Renault.
El equipamiento del modelo era considerado de alto standing para la época: retrovisores y elevalunas eléctricos, equipo estéreo de alta fidelidad, volantes regulables en altura y guarnecidos en cuero gris, además de las consabidas llantas de aleación.
El exceso presupuestario y problemas en la producción retrasaron el inicio de la misma, hasta 1981 y se prolongó hasta 1985, a pesar de que en 1982 la firma quiebra, justo cuando ya se habían solventado los problemas de juventud del modelo, al manifestarse problemas de calidad en el modelo, y se pudo vender con una garantía de 12 meses y un contrato de mantenimiento de 50.000 millas o 80.000 kilómetros, a un precio inicial de 25.000 dólares, y un sobreprecio de 650 dólares para la versión automática sobre la manual. En un modelo tan esperado, la demanda superó a la oferta, y se llegó a pagar un sobreprecio de 10.000 dólares con tal de conseguir un coche en un plazo relativamente corto. El modelo, al final de su vida, podría haber caído en el olvido, pero su aparición en la saga ‘Back to the Future / Regreso al Futuro’ hizo que el coche cobrara una inusitada demanda, cosa que fue motivo de agradecimiento en forma de carta por parte de John DeLorean hacia Robert Zemeckis y Bob Gale, director y productor de la saga.
Nota: La réplica de el DeLorean, que veís en la foto, permanecerá expuesto en L´Illa Diagonal de Barcelona hasta el 30 de octubre como reclamo para atraer al público seguidor de la triología de la películas. La recaudación de todas las actividades organizadas se destinará a Make a Wish Spain, fundación que hace realidad los sueños de niños enfermos.
