Son incontables la cantidad de ocasiones en las que amigos o conocidos que se me acercan y me hacen llegar la siguiente pregunta: ¿Cambio automático, o manual?
Evidentemente, la respuesta es cambio automático. Y quiero aprovechar esta sección, para desgranarlo poco a poco.
La verdad es que este es un debate tengo pendiente razonarlo públicamente, y este es el momento, así que…. allá voy!
Vivimos un momento técnicamente privilegiado, en el que la tecnología nos ofrece una oferta inimaginable de gadgets electrónicos que nos hacen la vida más fácil en el interior del vehículo, a los que hemos ido sucumbiendo poco a poco. Muchos éramos los que decíamos que jamás utilizaríamos el sistema automático de encendido de luces, o el detector de lluvia, por poner algunos ejemplos… y míranos, ahora! El caso del cambio automático no es diferente: hoy en día el mismo cambio automático electrónico, te concede la posibilidad de utilizarlo como si de un cambio manual se tratara, eligiendo la opción de cambio semi-automático.
El elegir cambio automático o manual, creo entender que es una cuestión cultural propia de la Europa Mediterránea: siempre hemos sido dados a elegir el cambio manual, y no porque hemos sido una civilización que nos hemos motorizado más tarde que la Europa Central o Escandinavia, sino porque a pesar de tener la opción de elegir, a pesar de disponer de una oferta menor que en otros países, siempre nos hemos decantado por el cambio manual, por una cuestión emocional; el creer que podíamos sentir el coche mientras disfrutábamos de la conducción.
Este hecho ha provocado que en la Europa Mediterránea haya habido mayor oferta de coche de cambio manual contra el cambio automático, al revés que en otros mercados europeos o el americano, donde prácticamente no existe oferta de coche de cambio manual.
Ahora, la situación está cambiando, y cada vez veo más conductores que optan por el cambio automático… ¿Por qué ocurre esto?
Es muy fácil: esa mayor oferta obedece a que los costes de fabricación de cambio automático son ahora menores que años atrás, y por lo tanto, mayor facilidad a la hora de introducirlos en los catálogos de cada marca, pero se siguen ofreciendo como opción; porque se sigue teniendo miedo a ofrecerlo en serie, cuando mi opinión es que no supondría ningún trauma….Hay que recordar que en Estados Unidos y Canadá, el cambio manual no se sirve ni como opción, menos en contadas ocasiones….
Es más, como muestra, un botón: un conocido mío canadiense decidió que ya era hora de cambiar su Mitsubishi Galant 2.4 de cambio manual y publicó anuncio en webs especializadas de compra – venta. A pesar de ser un vehículo en perfectas condiciones, se encontró con un verdadero problema a la hora de encontrar con un comprador que aceptará el cambio manual, y a un precio justo y equiparable al de su valor real de mercado.
Mi opinión personal es que en Europa, los fabricantes deberían derivar hacia esa política comercial, conjuntamente con una campaña de pruebas que ayuden a los conductores a que por ellos mismos conozcan los beneficios del cambio automático.
También me encuentro con que hay quien piensa – cada vez menos – que asocian el hecho de conducir un coche con algo con que tiene que ser complicado, y no conceden que el uso del cambio automático sea compatible con que un coche funcione bien: pues bien, la tecnología disponible hoy en día, permite gestionar el coche y las funciones que su buen funcionamiento requiere de tal manera que garantiza que un coche se pueda manejar con suma facilidad, por lo que no es una concesión a la frivolidad, sino una victoria de la industria automovilística y de nosotros, los conductores.
Las estadísticas avalan que aquello que prueban el cambio automático, acaban sucumbiendo a éste por su sencillez de uso, y por razones que paso a enumerar a continuación:
Imposibilidad de calar el coche en las arrancadas.
Imposibilidad de deslizamiento del coche hacia atrás al arrancar en rampa.
Imposibilidad de desgaste del embrague.
Imposibilidad de equivocación de un cambio de marchas.
Buenas recuperaciones.
Los nuevos sistemas de gestión electrónica que gestionan el cambio, ayudan a un menor consumo de combustible, cosa que antes, con los cambios mecánicos era completamente al revés.
Confort: el conductor no tiene que modular la presión sobre el acelerador o la velocidad con la que suelta el embrague, basta con acelerar.
Naturalmente que hay contras! los coches de cambio automático son entre un 5% y un 10% más caro, pero los beneficios compensan sobradamente ese gasto, en especial en lo que se refiere a términos de confort: el uso del cambio automático, sin tener que pensar en qué marcha engranar y el no tener que modular el juego acelerador + embrague, sustrae de tensión al conductor, traduciéndose en una conducción más agradable y segura.
Qué tal son los cambio automáticos más clásicos?
La tecnología clásica y tradicional. Fueron los primeros automáticos de la industria del automóvil y se distinguen porque llevan convertidor de par, la pieza equivalente al disco de embrague de las transmisiones manuales. Y son los más cómodos: los cambios de marcha resultan tan suaves y sedosos que apenas se notan. Al principio patinaban mucho, reducían las prestaciones e incrementaban el consumo: de hecho, el cuadro técnico de una versión manual y otra automática diferían bastante entre sí. Pero la evolución tecnológica ha mejorado drásticamente sus cualidades y, ahora, los más avanzados ofrecen una calidad y agrado de funcionamiento similar a las cajas de doble embrague, e incluso superior en refinamiento (no son tan bruscas).
El mejor de la oferta actual es el de ocho velocidades del fabricante ZF (en mi opinión, el mejor fabricante del mundo), que utilizan BMW y Jaguar en muchos de sus coches, y Audi, Porsche y VW en sus modelos superiores (A7 y A8, Cayenne y Panamera, y Touareg, respectivamente). Son casi tan rápidos como los cambios de doble embrague (doy fe, a bordo de un A7 y un Touareg) en las inserciones de marcha y añaden un punto más de confort, aunque salen caros: desde unos 2.500 hasta más de 3.000 euros, pero en todos los modelos enunciados, este cambio viene de serie (El Touareg llegó a equipar un cambio manual en el modelo R5, un cinco cilindros en linea de 175 caballos, pero su demanda era muy minoritaria). Destaca también el 7G-Tronic Plus de Mercedes, con siete velocidades, que se ofrece en casi toda la gama. No resulta tan veloz como el ZF pero es quizás el más suave.
La mayoría del resto de las marcas tienen cajas de convertidor de par (desde unos 2.000 euros), aunque con cinco o seis relaciones y una eficacia inferior: son más lentos en el manejo de las marchas y suelen aumentar el consumo entre medio y un litro cada 100 kilómetros.
Y que tal son los cambios automáticos más modernos?
Los DSG (Dual Shift Gearbox, o Cambio de Doble Embrague) son lo último. Son los cambios automáticos más modernos y eficaces. Comparten la misma base que una caja manual, aunque sin pedal de embrague, y funcionan como cualquier automático. Pero sobre todo, no afectan negativamente las prestaciones ni los consumos y aportan la particularidad de incluir dos discos de embrague, uno para las marchas pares y otro para las impares. Así pueden engranar las velocidades con mayor rapidez que cualquier otro sistema. A grandes rasgos, son más deportivos y menos suaves que los automáticos clásicos de convertidor de par.
Los cambios de doble embrague están disponibles en muchas marcas y modelos. Los de Porsche y BMW, ambos con siete marchas, son los más completos (se denominan PDK y DKG, respectivamente), porque combinan confort, rapidez y varios modos de uso, aunque están reservados para sus vehículos deportivos. Entre las opciones populares los mejores son los del grupo VW. Se llaman DSG en VW, Seat y Skoda, y S-Tronic en Audi, y hay variantes de seis y siete relaciones. Mercedes también propone una caja de siete velocidades (7G- DCT) en los Clase A, B y CLA.
En el resto de marcas tienen seis marchas. La de Alfa Romeo (TCT) se ofrece en los Giulietta y 4C; la de Ford (Powershift) en los Fiesta, Focus y los B, C y S-Max; Hyundai y Kia (DCT) la montan en los Veloster y Cee’d; Renault (EDC) en los Clio, Captur, Mégane y Scénic, y Volvo (Powershift) en los V40, S60 y V60. Los precios parten de 1.500 euros, aunque la mayoría rondan los 2.000.
Espero que os haya sido de utilidad… porque lo tiene que ser hasta para mi! En mi caso concreto, no puedo dar mucho ejemplo: mi coche actual es de cambio manual y de 6 velocidades, pero el próximo será automático!